Cito a Sergió de Regúles en su texto El sol muerto de risa.

“Es para mí muy triste tener que informar a mis lectores que no somos el centro del universo. La Tierra es un planetita insignificante, tanto que para demostrar lo insignificante que es ni siquiera me atrevo a recurrir a la conocida metáfora del grano de arena en el mar, porque nuestro planeta es muchísimo más pequeño comparado con el universo conocido que un grano de arena comparado con la Tierra entera…, la humanidad, con todos sus logros, su historia, sus ideas –por nobles y elevadas que nos parezcan a nosotros, sus creadores-, no tiene ni la más remota posibilidad de afectar al universo. Los que hablan de contaminar el espacio exterior pierden de vista el hecho de que aun si nuestro planeta desapareciera de pronto por efecto de una guerra nuclear o de una catástrofe natural, es muy probable que ni siquiera en el sistema solar se alteraran mucho las cosas. El Sol seguiría brillando y los otros planetas seguirían girando a su alrededor como si nada”.

Los eventos ocurren con la probabilidad que dictan las leyes; de acuerdo con las reglas del algebra booleana, cuando se requiere la concurrencia de tres variables independientes entre sí y cada una tiene muy baja probabilidad de ocurrir, entonces la probabilidad de que un hecho o evento acontezca es casi nula. Para que nosotros estemos aquí coincidieron una gran cantidad de variables independientes entre sí cada una de ellas con muy baja probabilidad, solo por imaginar un poco: se formó el universo en un Big Bang hace aproximadamente 13,000 a 14,000 millones de años nos dice la ciencia, el universo inició su expansión, en algún momento se formó el sistema solar y la tierra quedo en una situación privilegiada para sostener la vida, en la tierra se conjuntaron elementos capaces de construir una atmósfera, se conjuntaron elementos capaces de formar moléculas, por alguna causa, algunas de esas moléculas adquirieron la propiedad emergente de la vida, dentro de la vida se generaron muchos tipos de organismos, de uno de esos organismos resulto el ser humano, a diferencia de los otros muchos, múltiples y complejos organismos el ser humanos tiene inteligencia que le ha permitido evolucionar y desarrollarse hasta este momento, tenemos un lenguaje que nos permite comunicarnos, conservar nuestro pasado y posibilitar el progreso, hoy tenemos ciudades, automóviles, aviones, naves espaciales y complejas relaciones humanas entre personas, pueblos, naciones y continentes. ¡Wooow! No sé a ustedes pero a mí todo eso me deja exhausto sólo imaginar la cantidad de preguntas sin responder que tenemos los seres humanos. Y entre más investigamos y más nos acercamos a las maravillas del universo más preguntas tenemos y más improbable parecería el hecho de que estemos aquí.

Mi propósito no es establecer una posición pesimista ante nuestra insignificancia y causar una depresión generalizada, sino establecer una base de reflexión, que nos haga sentir afortunados de estar aquí hoy, vivos, gracias a alguna feliz coincidencia o para los que creemos en Dios, gracias a su intervención para que todas esas variables tan improbables se conjuntaran, tal como lo dijo algún día Albert Einstein “Dios no juega a los dados”.

¿Cómo para qué estamos aquí?
Un pregunta aparentemente difícil de responder, llena de aristas, de puntos de vista, de expectativas, seguramente cada quien tendrá su propósito en la vida, cada quién encontrara su propio sentido y cada uno encontrara formas de trascender, de dejar una huella permanente en las personas que nos rodean, pero hay una respuesta que es común a todas: estamos aquí para vivir, con toda la fuerza que el concepto vivir puede ofrecernos, este corto camino que nos ha sido regalado merece nuestra atención, no podemos darnos el lujo de que se nos escape de las manos, tenemos que sostenerla con fuerza y saborear de la vida cada instante, experienciar la vida, si se me permite usar esta palabra que no existe en español y que escuche de una de mis maestras, significa experimentar, disfrutar y vivenciar la vida.

El resultado de permitirnos experienciar la vida es la felicidad porque nos permitiremos exprimir de cada momento lo mejor, la felicidad no ésta al final del cuento esta en cada página, sino la vemos allí, no estamos experienciando la vida. Desde luego que la felicidad requiere equilibrios entre lo que podemos hacer, lo que podemos cambiar, lo que podemos mejorar, lo que podemos alcanzar y lo que desearíamos, entre más diferencias existan entre nuestros deseos y nuestras posibilidades probablemente seremos más infelices, tenemos que ser mejores, tenemos que tener metas y si son ambiciosas mucho mejor, pero siempre dentro de nuestras posibilidades como seres humanos. Les deseo a todos un año 2012 lleno de propósitos que les permitan ser mejores, pero sobre todo de propósitos que les permitan disfrutar el camino para llegar a ellos, que les permitan hacer experiencia de vida en el proceso por alcanzarlos y sobre todo recordando que si estamos aquí es porque coincidieron muchas cosas, nuestro planeta no es más grande que una partícula de polvo comparado con el universo conocido, estar aquí es matemáticamente improbable y sin embargo aquí estamos con una vida única e irrepetible, los invito a vivirla con intensidad y no dejar que los problemas por más grandes que nos parezcan nos quiten esa posibilidad.

No puedo dejar de señalar que el próximo año a los mexicanos, en el ámbito socio-político, nos exigirá mucha responsabilidad y tolerancia con quien piensa diferente a nosotros, hacemos votos porque todo ocurra dentro de la concordia y el respeto.

Centro Escolar Zamá les desea a todos muchas felicidades en estas fiestas y que Dios nos dé un próximo año pleno de salud, bendiciones y muchos propósitos que nos permitan experienciar la vida.

¡Felicidades!