MENSAJE 10 DE MAYO DE 2013

 

 

“La educación consiste en que el hombre llegue a ser más hombre, que pueda ser más y no sólo que pueda tener más, y que, en consecuencia, a través de todo lo que tiene, todo lo que posee, sepa ser más plenamente hombre”.                Juan Pablo II (Discurso a la UNESCO, 1980, n.11)

 

Agradecemos a todos su participación y apoyo para la realización de este evento, resultado del esfuerzo de alumnos, profesores, directivos y personal de apoyo; pero sobre todo del incondicional acompañamiento de ustedes.

Las celebraciones del día de las madres en mayo son un muy modesto reconocimiento, sin embargo, estos festejos deben contribuir a la valoración y significación de la figura materna en algo que resulta importante y trascendente: la formación de los seres humanos.

La formación designa “… el modo específicamente humano de dar forma a las disposiciones y capacidades naturales del hombre” (1). La formación se vincula estrechamente con el concepto de cultura, pero se refiere “…a algo más elevado y más interior, al modo de percibir que procede del conocimiento y del sentimiento de toda la vida espiritual y ética y se derrama armoniosamente sobre la sensibilidad y el carácter” (W. Von. Humboldt). (2) Esto es, la formación no es sólo cultura, no se refiere solo al desarrollo de capacidades y talentos, la formación involucra lo más profundo del ser humano, implica toda la ética y la vida espiritual del hombre, e impacta sobre la sensibilidad y el carácter de los hombres.

(Aclaro, cuando se dice hombre siempre es en el sentido de humanidad, no de género).

Repito esta parte: la formación no es sólo cultura, no se refiere solo al desarrollo de capacidades y talentos, la formación involucra lo más profundo del ser humano, implica toda la ética y la vida espiritual del hombre, e impacta sobre la sensibilidad y el carácter de los hombres.

Cuando hablamos de formación estamos llegando a rincones interiores a los que la “simple cultura” no llega; de la formación de los seres humanos dependerá posteriormente su visión del mundo y de sí mismos. La cita de Juan Pablo II se refiere a esa educación, nos dice: consiste en que el hombre llegue a ser más hombre, esto es, centra la atención en la persona humana; que pueda ser más, como ser humano. Tener más muchas veces se confunde con el éxito y como un factor que tiene valor por sí mismo y que es la felicidad, cuando lo verdaderamente valioso, es decir, lo que podemos valorar más, son precisamente los deseos de excelencia del ser humano, esto es, el esfuerzo formativo que lleva al ser, a ser más; es allí donde se funda toda moralidad, justamente en el valor central de la persona humana. Respecto al tener, nos dice Juan Pablo II: a través de todo lo que el hombre tiene, todo lo que posee, sepa ser más plenamente hombre. Esto es, los bienes materiales son medios para ser más plenamente, el problema ocurre cuando dejan de ser medios y se transforman en fines. Cuando lo valioso es lo inmediato, cuando lo valioso es tener, cuando el fin de lo que hacemos es poseer; cuando ello ocurre caemos en la cultura del mínimo esfuerzo y aplicamos una formula mercantil para ello: tener más con menos esfuerzo.

Nos dice Eduardo Nicol (3): todo tiene un costo, y más de lo que imaginamos, somos nosotros mismos el pago de lo que conseguimos. Consumimos nuestra propia vida sin apreciar el valor del esfuerzo, sino sólo el de la finalidad que nos dirige. Buscamos esto y lo otro: la riqueza, los honores, el poder, el respeto de los demás y la posición social. Es dudoso pues, que nuestra vida pueda tener un alto precio, si sólo lo hacemos depender del valor de las cosas. Si ponemos la intención vital en los fines, entonces es manifiesto que la consumimos en vano, pues todos son relativos y efímeros. No obstante, aunque las cosas no tuvieran valor propio, lo tienen derivado de la fuerza de amor que empleamos para conseguirlas. Y como el precio de una vida sólo depende de esta fuerza de amor, es la fuerza o el esfuerzo lo que vale por sí mismo. El esfuerzo mismo tiene siempre su valor: vale, ni más ni menos, lo que vale nuestra vida.

De allí la importancia, de allí el valor del proceso formativo de personas humanas, el propio proceso es valioso por sí mismo porque representa esfuerzo.

Mamas, la escuela de la dignidad, la escuela que forma, la escuela que hace personas humanas se llama familia, y ustedes son el centro de ello. He allí la importancia de una verdadera figura materna para los niños. Mamas no lo duden, nuestra vida no es más que el esfuerzo que ponemos en enriquecerla, y la formación de sus hijos implica un esfuerzo que vale la vida.

El mundo está sumido en una emergencia educativa, hay una profunda crisis de valores (porque hemos decidido darle valor a lo efímero, a los fines); y por su parte, el esfuerzo, lo valioso, que es la propia vida ha quedado como medio para conseguir lo demás. La crisis de México combina muchos factores, ha tenido consecuencias terribles que vivimos todos los días especialmente en el rubro de la criminalidad. Hoy más que nunca necesitamos soportes sólidos que den certeza a lo que hacemos cuando formamos personas. Los valores no son relativos, no son como nos convenga usarlos, la verdad no es subjetiva, ni está sujeta a utilitarismos. Es precisamente en la familia donde las personas descubrimos todo ello y es justamente la figura materna, el pilar, que sostiene la formación de los hijos. Nuestros niños necesitan mamas fuertes, que los amen con todo su corazón pero que les exijan de la misma manera y les muestren el valor del esfuerzo. Nuestros hijos no necesitan una amiga ni una hermana mayor; mamas no dejen de ser lo que sus hijos necesitan: una mamá.

Espero que hayan disfrutado del esfuerzo que hay atrás de lo que hoy hemos visto sobre el escenario, mismo que es parte de la formación integral de nuestros niños. A mí en lo personal me ha gustado y quizá más, porque he visto todo el entusiasmo y compromiso de todos los involucrados durante los últimos días.

Mamas les deseo que pasen un excelente día de las madres, un día que nos da la oportunidad de hacer estas reflexiones acerca de lo valioso de la figura materna en la conformación de lo que somos como personas.

 

¡Muchas felicidades!

 

(1)    Gadamer Hans-Georg, Formación en Verdad y Método I, 8ª Ed. Sígueme, Salamanca, 199. Pág. 39

(2)    Ibídem pág. 39

(3)    Nicol, Eduardo. El precio de la vida. El Universal, Caracas, 23 de julio de 1951.